DESCUBRIR CULTURA DESDE UN KAYAK. EL OFICIO DE LAS LAVANDERAS.



Lavanderas y secadero en la zona del Puente del Rey, Madrid. 
Hace un tiempo, navegando por un tramo del Río Mijares, en la orilla afloraban unas enormes y extrañas losas de rodeno con dos marcas redondeadas en uno de sus extremos. Al salir del río le pregunté a una señora y emocionada me respondió: - ¡En esas losas se lavaba la ropa y esas marcas son las rodillas de las mujeres que lavaron durante generaciones!

Hoy nos gustaría tener un pequeño recuerdo a las Lavanderas. Uno de tantos oficios guardados en lo más profundo de las aguas de nuestros ríos y relegado a la intrahistoria. 

Niñas lavando ropa. (Foto Eulalia Abaitua). Museo Vasco de Bilbao. Finales del S.XIX. 

Las Lavanderas eran mujeres humildes, viudas o madres de familias numerosas, ancianas e incluso niñas que desempeñaron una penosa labor a la orilla de muchos de los ríos de nuestra geografía, mujeres que por unos pocos reales lavaban la ropa durante todo el día, hiciera frío o calor, cargando con repletos cestos de ropa y un buen trozo de jabón que ellas mismas confeccionaban.

El trabajo era interminable, mal pagado e insano. Pasaban muchas horas a la intemperie arrodilladas y sufriendo las inclemencias de las humedades y el frío... a fuerza de piedra, jabón y puños. 

Foto de El cabanyal valenciano en 1900. 

Goya fue el primero que reflejó en su pintura el recuerdo de estas mujeres. También Pio Baroja y otros escritores se hicieron eco de este oficio.

"Las lavanderas" Francisco De Goya y Lucientes.
Incluso se convirtieron en personajes de la mitología de diferentes regiones. Surgieron entonces las xanas, anjanas, lamiñak y otras variantes regionales y comarcales. 

Xana (Lamia, de John William Waterhouse, 1909)

Según cuenta la leyenda, las lavanderas altoaragonesas sólo pueden ser vistas por personas de corazón limpio y parece ser que su presencia es gratificante. Si se tiene la fortuna de apoderarse de una de sus prendas, la vida deparará dicha y riqueza. También se dice que con una prenda robada a las encantarias, los debinadores pueden deshacer los hechizos de las brujas. 
Esta leyenda está extraída del libro "Breve Inventario de Seres Mitológicos, Fantásticos y Misteriosos de Aragón", de Chema Gutiérrez Lera. 

En una expedición que organizamos a las Fuentes de Oum er Rbia (en árabe: la madre de las fuentes) del Atlas Medio marroquí, en el año 2006, nos encontramos a lavanderas realizando su trabajo en los márgenes del río. Unas gentes que recordaré siempre por la hospitalidad y cariño con el que nos trataron a todo el equipo. Vaya también a ellas nuestro recuerdo y respeto con este vídeo.

 

Otro misterioso reconocimiento a este oficio viene del mundo de la ornitología. 

Una pequeña especie de ave del orden Passeriformes de la familia Motacillidae, llevan el nombre de este oficio; Lavandera blanca (Motacilla alba), Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea) y Lavandera boyera (Motacilla flava). 

Estas aves viven en los margenes de los ríos y por su belleza son unas extraordinarias representantes del recuerdo de todas aquellas mujeres que con su trabajo contribuyeron a la higiene y limpieza de las ropas de nuestros antepasados.

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Comentarios

Javier G. Pérez ha dicho que…
Para estas fechas se congregan en dormideros comunales para pasar la noche agrupadas, para ello utilizan todo tipo de arbolado incluido el de las rotondas en las ciudades.
Recuerdo hace muchos años cuando trabajé en una fábrica papelera de Zaragoza, me sorprendió, a pesar del ruido infernal provocado por la maquinaria industrial, ver a un centenar de estas aves posadas en cañas y árboles bajo la luz de una farola, todas agrupadas y recogidas para pasar la noche. No cabe duda de que era un lugar seguro, aunque bastante ruidoso.

Una entrada muy trabajada, completa e interesante.

Saludos.
bikayak ha dicho que…
Muchas gracias Javier 16, es un lujo que un experto como tú nos enriquezca con tus experiencias. No sabia que estas aves tenían esta costumbre de congregarse en dormideros en estas fechas. Muy interesante.
Me has recordado una de las imágenes mas espectaculares que guardo en mi memoria. Ver el atardecer en zonas donde hay agua es un espectaculo, pero hacerlo en la Marjal de Almenara, observando a miles de Garcillas Bueyeras (Bubulcus ibis)reuniendose e unos arboles que hacian de predormideros, es una estampa dificil de olvidar.
Saludos.
Javier G. Pérez ha dicho que…
Nada, de experto nada. Créeme que, exactamente como tú, alucino en colores cuando veo y siento todo el palpitar de la vida en libertad. Ya verás como siguiendo por el mismo cauce que tu kayak y a medida que descubras mayor diversidad de especies, te irás enganchando mas y mas, para finalmente, acabar reconociendo que en este mundo cambiante nunca se sabe lo suficiente.

Las garcillas, las gaviotas, las grullas…, si es que todo, absolutamente todo es suficiente para respirar a fondo y rumiar la inexplicable sensación que dentro nos deja.

Saludos
Nautica ha dicho que…
Muy buenooo!!!!!!
Carlos ha dicho que…
Mi abuela iba al río Mijares a lavar la ropa en Cedrilllas (Teruel). Recuerdo que me contaba que en esa época siempre había que estar haciendo algo (la cultura del ocio nos llego bastante después) y que el río era un lugar donde además de lavar se podia hablar con otras mujeres con tranquilidad porque ya se estaba haciendo algo útil. También recuerdo cuando me decía que después de la guerra había un cura poco popular que tenía por costumbre pasarse por el río una hora antes de la misa del domingo para recordarles que lo primero era Dios, claro, el cura sólo tenía a Dios y mi abuela a seis hijos, un marido en la carcel (después de la guerra habían bastantes republicanos en prisión) y un montón de ropa que limpiar y poner a secar.
Me ha gustado tu entrada porque un buen kayakero tiene que ver más allá de su pala ;-)

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